jueves, 25 de noviembre de 2010

"Querría,no querría,pero sì quieres..."

Querría conseguir hoy contar cosas bonitas: como las flores de hielo que el frío, durante la noche, bordó con gracia y constancia, encima de las hojas ya ennegrecidas, rotas por los pasos de muchos y por el frío; como el cielo claro, sin nubes, que tapa como un techo el mundo de abajo, la luz que emana del sol que nace detrás de las casas, rozando con sus rayos oblicuos el bosque y las colinas.
Cosas bonitas, como el olor que deja el frío, gaseoso y evanescente, que se contrapone al olor diferente y espeso de leña quemada en las chimeneas; como el aire inmota que, no obstante el sol, huele a nieve, blanca y pálida, que pronto se posará cual beata quimera entre tierra y cielo.

En cambio, fuertes dolores me acompañan también hoy, como espasmos en los huesos, zuecos pesados que le dan vueltas a un cuerpo cansado, diría harto de encontrarse mal.
Sin embargo, ésto también sirve a que los días y las noches, a menudo insomnes, adquieran su valor, como cualquier cosa que nace y crece bajo este cielo.
De otra parte, es verdad que el dolor ofusca la mente, no metafóricamente, sino a través de agresiones: crea como una tapa de sudor goteando, una capa que sin consideración alguna cubre cualquier cosa, cualquier gesto, cualquier acción que te propones cumplir, todo asiste y pide permiso al dolor.
Rey, soberano del cuerpo, se apropia de la mente en igual medida y, es conocido, si la mente no contesta, el cuerpo vale poco, y viceversa, si la mente accede a la llamada, el cuerpo a veces se olvida de la cita: y siempre es la pescadilla que se muerde la cola, el mismo ovillo de intenciones, la mente sin el cuerpo y el cuerpo sin la mente, son dos componentes que, actuando en solitario, pueden causar grandes perjuicios.
Solo espero tener esa fuerza necesaria que, dominando el impulso del dolor, me permita controlar al menos parcialmente los actos y los pensamientos de estos dos gigoló que llevo de paseo, mi cuerpo y mi mente, epicúreos cuando viven e indomables guerreros a la vez.

Púes, siento no ser a menudo una agradable compañía, ni yo tampoco por otra parte, estoy bien acompañada últimamente: pido perdón, disculpas y caricias, aunque sea desde lejos, caricias que me ayuden a no caerme continuamente, que me guíen en el camino si la fuerza me falla y necesito un bastón.
No me da vergüenza, pido ayuda a veces sin intrometerme demasiado, intentando no disturbar porque cada uno vive en sus propias carnes su dolor y no sería justo cargarles a los demás el dolor que es tuyo.

No obstante, me quedo aquí haciendo que mis días sean una crónica verdadera, sin mentiras y con verdad en los dedos, escribiendo lo que siento y lo que al revés me gustaría sentir, pero con la certeza de no estar nunca totalmente sola.
Saluti e baci...

1 comentario:

  1. Ili no te sientas sola en tu dolor sabes que puedes contar conmigo, sabes que leeré todo lo que escribas, me pareces una persona muy autentica ,aún sin conocerte personalmente asi me lo parece ,siento que no estes bien de salud , pues con todo y con eso tienes una fuerza increible, aunque sea para plasmar tus penas y tus alegrias,con tus escritos me has hecho conocer ese pueblecito de la sierra, tu perrito y algo a tú José y a tí misma, muchos besos y mucho animo, sigue así que tu puedes.cris

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