jueves, 18 de noviembre de 2010

Vainilla,albaricoque y otros ingredientes

Ayer hice un pudding de vainilla con una capa de salsa de albaricoque.
Normalmente no me gusta el sabor de la vainilla, no la uso casi nunca.
Sin embargo, esta unión de frutas y vainas me convence bastante: por un lado, la base agria y fresca de esta fruta que recuerda prepotentemente el verano, y por el otro el aroma y la consistencia de la leche con vainilla, me parece una combinación interesante que se puede valorar o, al menos, experimentar.
Además, con ese cielo que parecía una gran rebanada de pan blanco untada con mantequilla y azúcar, casi pegajoso al mirarlo porque los dedos, aunque hubiesen querido no habrían podido alcanzarlo, me habían entrado ganas de una pizca de color, de recordar los meses que se habían ido hace poco.
Acababa de ver la piscina desde mi ventana y lo que había visto, había ulteriormente empujado mi corazón hacia mis pies, había vuelto inevitablemente presente la estación en la que estamos no obstante los esfuerzos para contradecir el tiempo: la que fue agua azul, transparente y fría como un arroyo de montaña, ahora tenía el aspecto de un estanque, verde, solitario, olvidado.
Ya no van ni las ranas que en las pasadas noches de verano se reunían en grupos, numerosas, y montaban lo que para ellas habría podido ser una verdadera fiesta: la música la llevaban incorporada en sus gargantas que escupían sin parar sonidos guturales, casi un concierto de violines poco entonados.
A veces, oyendo el ruido de las zambullidas en el agua, me parecía estar de nuevo cerca del mar, el sonido era el de las olas y del eterno chapoteo…o a lo mejor era yo que tenía ganas de oírlo y a menudo, cuando se desea fuertemente una cosa, parece que la misma se haga real, al menos en las intenciones de quien espera
Ayer, sinceramente, me daba pena esa misma piscina donde había pasado horas y horas.
El agua parecía un aguazal donde ni los árboles se atreven a reflejarse. Parecía hasta pesada, una carga de hojas caídas y agua sucia…me pregunté muchas veces porque la dejan en esas condiciones y no encuentro nunca respuestas.
Entonces, en esa melancolía sutil que me estaba cautivando el alma, me dije: “Hagamos algo dulce que nos devuelva, al menos en la boca, algo de verano…”
Y me acorde que hace meses había hecho esta salsa de albaricoque para acompañar un semi-freddo de queso, una especie de helado, y dado que había hecho demasiado, la que había sobrado, acabo en el congelador…hasta ayer cuando la saqué, dejé que se descongelara…y ahí está, la base de mi pudding de vainilla, dulce sin serlo demasiado, una mezcla de sabores y sensaciones que espero no traicione mi expectativas!

Hay pocas cosas ya que me relajen, cocinar está entre estas porque me libra del estado vegetativo en el cual caigo a menudo no teniendo muchas cosas que hacer en mis días a parte los quehaceres cotidianos
Hasta ir de compra, a veces, se hace interesante a mis ojos, un estimulo a salir.
Lo que me decepciona es no tener la capacidad de conocer a nueva gente: aquí, a menudo o casi siempre, me siento observada.
Todo el mundo se conoce, el pueblo es pequeño y parece que no tengan ganas de volver a jugar y de buscar otros caminos que lleven a conocer a nuevas personas.
Para ser sincera totalmente, yo tampoco ya me esfuerzo mucho
Lo intento en la piscina, por ejemplo, cuando voy a nadar para que mi espalda maltratada esté mejor.
 Pero los resultados son decepcionantes: saludas, sonríes y los demás te miran como si tú estuvieses intentando robarles su espacio, de intrometerte en un ambiente que no es el tuyo, no porque tú no lo sienta tuyo, sino porque hacen que, sin palabras, a través de pobres miradas, tú no te sienta parte de aquel engranaje.
Pensaba, sinceramente, que en los pueblos pequeños la gente estuviese mayormente dispuesta al contacto humano: nada de menos verdadero.
Es una pequeña comunidad que por un motivo u otro ha tenido que engrandecerse y dejar parte de su espacio para los nuevos que habían llegado, una colonia humana de extranjeros con idiomas y colores, tradiciones y maneras de ser totalmente diferentes entre sí.
Sin embargo, en vez que favorecer el injerto y permitir entonces el crecimiento de nuevas y coloreadas especies, optaron por aislarse, tú en un sitio y ellos en el otro
Sería bonito hacer de la diversidad la normalidad, sería bonito e interesante desde un punto de vista humano.
En cambio, el resultado es que cada uno se acopla y se agrupa con las personas de su misma ” normalidad “, cada uno busca y encuentra su tierra en otra tierra y los nativos parece que defiendan su trozo de mundo como si alguien estuviese amenazándoles.
Y no es así. No es así pero demasiadas veces no te dan el tiempo para explicarte
Aunque nadie tenga el deber de dar ninguna explicación, a veces sería interesante conversar sobre los porqués, sobre las motivaciones por las cuales una persona elige o ha elegido vivir aquí o allá en vez que en otra parte de universo conocido que, a todos los efectos, tiene derecho a llamar su casa.
Sin embargo, todavía estamos distantes de considerar igual a quien es diferente por idioma, religión o simplemente por elección personal. Las personas no tienen ganas porque lo que es diferente sigue siendo, en la mayor parte de los casos, una amenaza y no el modo y la manera de intercambiar relaciones y vida vivida.
Yo tengo esta exigencia de relación humana, necesito relaciones contantes con el mundo, aunque, ya, tenga que empezar a usar el tiempo pasado porque nos acostumbramos a cualquier cosa.
Siempre digo que el ser humano es un conjunto de costumbres constantes. Lleva en su maleta la costumbre del vivir que resulta ser una secuencia de hábitos llevados cotidianamente, hábitos que se repiten en modelos y medidas, hábitos cuyos tejido y factura se conocen de sobra y se sabe cuando y donde se tiene que llevarlos.
Será que mi viajar eterno me llevó a aceptar cualquier cosa, las diversidades ni me asustan ni me lo parecen: para mí solo son aspectos de las vidas de otros con los cuales siempre me ha gustado y aún me gustaría entrar en contacto.
Intercambiarse formulas y teoremas sobre la vida y la existencia, es la esencia misma de lo que es conocer y aprender, es la base en la condivisión del mundo en el cual, se quiera o no, todos tenemos el mismo ineludible derecho a estar
Si no hubiese fronteras, si el ser humano estuviese verdaderamente libre de andar caminando por el mundo que quiere recorrer, si las barreras no estuviesen hechas por el miedo de los mismos seres humanos, si pudiéramos renunciar a esta absurda prepotencia de propiedad, si supiéramos ver en la otra persona el reflejo de nosotros mismos, si la libertad no fuese una palabra entre millones en el diccionario sino una verdadera toma de consciencia, si las leyes no fuesen un impedimento sino un medio para lograr ser verdaderamente seres libres, si no nos dejáramos obligar en dentro roles impuestos…si…
Con “ Si “ y con “ Pero “  no se hace la historia, es verdad, sin embargo sin ellos no habría deseos y genialidades expresados, también el periodo hipotético tiene un sentido en la historia del ser humano.
Saluti e baci....

2 comentarios:

  1. Dos cosas:
    Quiero la receta de ese pudding de vainilla.
    Aquí, también se viven nubarrones feos,a menudo llueve sobre mojado. ¿ok?

    De injertarnos entre nosotros, para enriquecer la especie se me ocurre algun esqueje de otras razas y..... (jejejeje se me va la imaginación)

    Tu relato impecable.
    Me encantó.

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  2. Cara Feli,
    ¿no serás demasiado buena conmigo?Y lo digo encantada de leer lo que me escribiste...vanidad,todo es vanidad :-)

    La receta te la enviaré pronto a tu correo ;-)

    Grazie bella,bacioni grandi e un abbraccio

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